El
sagrado Cacauátl desafía a los dioses del viejo mundo
Deity
Made of Chocolate Spurs a Religious Debate... Una deidad esculpida en
chocolate desencadena un conflicto interreligioso...
Calaveritas
mexicanas elaboradas con el sagrado alimento de los dioses...
Tal
y como andan los conflictos interreligiosos e interculturales en el
mundo de hoy, éste que traemos hoy aquí es un problema
insignificante... Pero como nos indica Andy Newman, periodista del
New York Times, inevitablemente hay que plantearse: ¿es permisible
que nos comamos a los personajes sagrados favoritos de millones de
devotos, convertidos en estatuillas de chocolate?
Todo
esto viene a cuenta de que un grupo de integralistas radicales de
tradición hinduísta (es la misma adscripción ideológica y
etnicista feroz que ocupa hoy el gobierno de la Unión India), han
exigido que una bombonería neoyorkina famosa retire de sus
mostradores uno de sus productos: la estatuilla, de chocolate y
comible, del Dios Ganesha. El caso es que esta tienda, 'Bond Street
Chocolate', fabrica y vende desde hace años todo un panteón de
figurillas sagradas, esculpidas con el máximo detalle, y que incluye
a Jesús, el Buddha, Moisés, y algunas otras, como Ganesha, el dios
elefante y de la buena suerte, muy tradicional y querido en India.
¿Es
esto un sacrilegio en sentido estricto? ¿Una especie de blasfemia,
en el sentido de apropiación indebida de los símbolos sagrados
etnorreligiosos de otras culturas, para utilizarlos comercial y
festivamente? Los propios religiosos -en el sentido de 'especialistas a
tiempo completo' o profesionales del mantenimiento de estos sistemas
de culto- no se ponen de acuerdo. En este interesante artículo
observamos, p.ej., que algún sacerdote católico-romano se indigna
porque la bombonería de Bond Street ofrezca una Virgen de
Guadalupe...
En
cambio otros romanistas mejor humorados aprecian positivamente la
idea y regalan figurillas de este tipo a sus propios fieles (un buen
chocolate siempre se agradece, sin duda). También otros hinduístas
piensan que esas estatuillas les agradarían mucho a los niños de
sus denominaciones religiosas. Y por último un budista ofrece su
visión inconformista, apoyada por la propia autoridad de Tentzin
Gyatso, el actual (tal vez el último) Dalai Lama: si te ofendes por
cosas como ésta, ¡entonces es que no eres budista en absoluto...!
Pero ya se sabe, los budistas es que son unos radicales iconoclastas.
Chocolates
ISIS, víctimas del conflicto interreligioso global:
Este
incidente tan curioso ha coincidido en el tiempo con otro problema
muy recientemente surgido en el mismo ramo comercial, el de las
bombonerías, como es que 'ISIS', una cara y conocida marca europea
de pralines -el extraordinario preparado belga de cacao tipo
'trouffe'-, ha tenido que ser abandonada por sus fabricantes, por la
desgraciada coincidencia de esa denominación -homenaje a la Diosa
casi universal que recibía ese nombre en Egipto- con el del Estado
Islámico o califato que asola actualmente el Medio Oriente, en la
que algunos califican como la Última Yihad (o Última Cruzada, es lo
mismo). Toda una coincidencia que no tiene nada de casual. Porque
nada es casual en este mundo en el que se enfrentan dioses,
espíritus, genios, fantasmas, memes, ideas-fuerza, más de un
agresivo volkgeist... y los pobrecitos humanos, como si dijéramos,
la carne de cañón de la conflagración metafísica e ideológica.
Véase
si no (sin que tenga la menor idea del asunto la guapa señora Stern,
dueña de la bombonería del East Village neoyorkino, y que sigue la
mejor tradición chocolatera francesa) el hecho tan llamativo de que
sea precisamente el cacauátl o chocolate, el 'Alimento de los
Dioses' (theós broma, bebida del dios), como lo denominaron los
aztecas o Linneo, y la sustancia sagrada por excelencia en
Mesoamérica, quien se esté apropiando de todos los avatares sagrados
anteriores, y de paso merendándoselos, incorporándolos a esa
antigua y muy mexicana forma de Eucaristía o Comunión Sagrada. Así
pues, aquí tenemos la venganza del colonizado: ¡más de cinco
siglos tras la llegada del pirata Cortés, el producto de la
gastronomía mexicana más apreciado en todo el mundo (seguido de
cerca por el simpar guacamole), fagocita a los dioses del viejo
mundo!
A
continuación les presentamos el texto original en inglés de este
interesante artículo:
Un
Buddha compuesto de exquisito chocolate negro
Andy
Newman, Feb. 8, 2015: As religious questions go, it is a
relatively small one... But, inevitably, it must be asked: Is it O.K.
to eat a chocolate statuette of your favorite holy figure?
The
matter arose recently at Bond Street Chocolate, a bite-size East
Village boutique that traffics in intricately detailed figurines of
Jesus, Moses, the Buddha, and the elephant-headed Hindu god Ganesh.
Last
week, an organization called Universal Society of Hinduism issued a
demand:
“Upset
Hindus urge withdrawal of Lord Ganesh-shaped edible chocolate,”
read the society’s Feb. 1 news release.
The
owner of the store, Lynda Stern, was puzzled. For more than five
years, she has been selling the gold-dusted Ganesh and his
shelfmates, beside passion fruit bonbons and chocolate-coated wasabi
peas, with barely a whiff of controversy.
In
the release, the society’s president, Rajan Zed, wrote that Ganesh,
the remover of obstacles, was “highly revered in Hinduism and was
meant to be worshiped in temples or home shrines and not to be eaten
casually.” The chocolate statues, he wrote, were an insult to
Hindus.
Mr.
Zed, a former Postal Service supervisor in Reno, Nev., and the
society’s only full-time staff member, is a frequent critic of the
nonreligious use of Hindu imagery.
He
has taken on an Australian brewery whose ginger beer label shows
Ganesh and the goddess Lakshmi; challenged the Brooklyn Museum over a
mural depicting the deity Kali; and persuaded Urban Outfitters to
stop selling a Ganesh duvet cover.
But
Ms. Stern, whose 3-inch-tall Ganesh sells for $15, has no intention
of desisting.
“All
spiritual icons are treated equally in my shop,” she said, “with
honor and respect to the religion.”
And
it turns out that whether the statues offend the devout depends on
whom you ask.
“We
Hindus look at the universe as eternal and god almighty as one,”
said Uma Mysorekar, president of the Hindu Temple Society of North
America, in Queens, which says it is the country’s largest Hindu
temple. “So we would not say that the lord resides only in that
little piece of chocolate. It’s more like when they eat it, the
lord comes back to us — he is within us.”
She
added, “Our own Indian children would love to have some candies
like this.”
Fuente/Source:
https://youtu.be/_OQsprKeNEQ
The
store’s Divine Collection also includes a 4-inch-high Virgin of
Guadalupe, which sells for $18. The Rev. Santiago Rubio, pastor of
the Church of Our Lady of Guadalupe in Chelsea, was not pleased to
hear this.
“We
consider statues and images as sacred objects that help connect with
the divine or the supernatural,” Mr. Rubio said. “So to transform
them into merchandise, candy to eat, I don’t think it’s the best
way to go. It’s just business for these people.”
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'...los
que se molestan porque se insulte al Buddha, no pueden ser
considerados discípulos de Buddha...'
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But
a spokesman for the Roman Catholic Archdiocese of New York, Joseph
Zwilling, recalled a Catholic organization’s dinner at which guests
were given white chocolate Virgin Marys.
“I
don’t think there’s anything inherently sacrilegious about it,”
Mr. Zwilling said of Ms. Stern’s Jesus treat, which is cast from a
dashboard ornament. “It’s the intention of the person making it
that matters.”
Fuente/Source:
https://youtu.be/mQSH6_gnsLY
Ms.
Stern said that after an article about the chocolate statuettes
appeared in 2009, she got a call from a representative of a Buddhist
community in Chinatown who threatened a boycott of the store. She
chose to ignore it — “That’s not my demographic,” she said —
and it ended there.
Since
then, she said, her figurines had been purchased “non-ironically”
by many religious customers. (In case anyone was wondering, Ms. Stern
does not make figures of the Prophet Muhammad.)
Hun
Lye, a Tibetan Buddhist lama who last year helped make a sand mandala
at the Asia Society in Manhattan to demonstrate impermanence, said
that for many Buddhists, eating the Buddha’s likeness “would be
considered disrespectful and it would be believed that it would
result in negative karma being created.”
On
the other hand, he said, a famous ancient Buddhist text, “A Guide
to the Bodhisattva Way of Life,” “says that those who get upset
when the Buddha is being insulted should not call themselves
disciples of the Buddha.”
“It’s
the Dalai Lama’s favorite text,” he said. “But probably you
wouldn’t see the Dalai Lama buying the statue and chomping on it.”
Fuente/Source:
https://youtu.be/oJbcRdCGzC8
Por
supuesto, es seguro que el Dalai Lama no se va a comer una de estas
estatuillas. Y es que, como es bien sabido, el chocolate no es
compatible con la dieta de los bhikkus o monjes (y hacen muy bien, es
mucho más saludable el té acompañado de Sampa, o gofio de
cebada...). En cambio nosotros prometemos visitar la bombonería de
Bond Street a la primera ocasión que tengamos, para comulgar
piadosamente con todo ese grupo de avatares sagrados.
Texto,
fuente/source:
http://www.nytimes.com/2015/02/09/nyregion/a-deity-made-of-chocolate-spurs-a-religious-debate.html?_r=0
Imágenes
estáticas, fuente/source: Colección Divina, de Bond Street
Chocolates:
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Recordamos
a nuestros lectores que en anteriores entradas de nuestro blog pueden
encontrar los enlaces que les permitirán conocer la tesis doctoral
'Violencia interreligiosa en Nueva Jerusalén, Michoacán. Su imagen
en los medios de comunicación nacionales e internacionales' y varios
documentos textuales, gráficos y audiovisuales relacionados con ese
movimiento milenarista y campesino michoacano: