Kamala, 2020: La gran victoria de la DEMOCRACIA sobre el Fascismo. De la Luz sobre la Oscuridad. De la Vida sobre la Muerte
No es ninguna casualidad. Los viejos cabalistas lo sabían. Los nombres son sagrados, las palabras, y todas y cada una de las letras de nuestros alfabetos, están cargadas de significación trascendental, que une a todos los mundos, lo de arriba con lo de abajo. Así Kamala, la Flor del Loto, nos refiere a la gran diosa, a Lakshmi, cuya fiesta se celebra justamente ahora, a las puertas del invierno, la gran celebración de la Luz. Y que en este mágico año de 2020 ha coincidido con el momento en que justamente el pueblo estadunidense ha elegido como su gran dirigente democrática, a su homónima norteamericana.
Con razón puede la nueva Kamala proclamar que el pueblo ha elegido la Luz. Porque eso es lo que significa su nombre y por tanto su causa, la luz y la elevación espiritual de la flor del loto, de la espiritualidad humana en su afán por realizar plenamente su potencial. Emergiendo de las aguas podridas de este mundo atascado en un régimen de dominación que está destruyendo a la humanidad y a todos los seres vivientes.
Es un pedacito de utopía lo que estamos viendo en este momento mágico, en el que el mundo entero está conteniendo la respiración, lleno de esperanza, aunque también de temores bien fundados. Es una muestra de lo que podría ser la realización de la utopía verde y biocéntrica, radicalmente igualitaria, democrática, radicalmente descolonizada y feminista, que estamos necesitando en toda la tierra.
Y es un inmenso avance para las niñas, las mujeres ('...I won’t be the last...'), los migrantes de todo el mundo, los pobres, los de abajo. Es algo que sienten como un profundo insulto -que nunca perdonarán, cuidado, mucho menos que a Obama, al que también odiaron tanto- los racistas, el pueblo de los amos, de los colonos anglos y europeos en general, que saquearon inmisericordemente las Américas y el mundo entero.
Y no solo en la retrasada Alabama, sino en Madrid, en Ciudad de México o en Lagos, sin olvidar la propia India, asolada ahora por los bandidos diz que hinduístas que siguen al tirano Modi. La lucha entre la luz y la oscuridad no ha terminado, como bien sabían los esenios y otros videntes del pasado, enamorados del ideal inmortal de la justicia y la compasión para con todos y todas las formas de vida. La lucha no acaba aquí: incluso en el estado español, en toda Europa y en todo el mundo, las fuerzas de la oscuridad siguen apostando por la muerte y para atentar contra los inocentes, siempre que puedan.
Así que debemos aprestarnos para pelear sin tregua contra ellas, con todas nuestras fuerzas. ¿Cómo? Pues marcando la diferencia de modo radical con respecto a las sectas de los odiadores profesionales. Como esos Violentos Odiadores Xenofóbicos -Vox- que vomitan basura en el parlamento de Madrid, encabezados por siniestros miembros de sectas secretas, enemigos de todo lo que creen distinto a ellos. Nunca como ellos, con los métodos y antivalores inmorales de esos enfermos de resentimiento contra el mundo moderno, que son los trumpistas rednecks o los neofascistas españoles, hindúes, británicos, franceses o de cualquier otro lugar.
Nunca actuando como ellos, con su permanente rabia asesina y obsesiva contra la gente de otras adscripciones etnorreligiosas, ideológicas o sexuales, contra toda aspiración a la justicia y a la libertad, sobre las que escupen con rabia maníaca. Con campañas de mentiras, con leyendas calumniosas contra otros pueblos, ni contra nadie. Ni siquiera contra el más desgraciado y agresivo de esos pobres enfermos, esos infectados de los virus de la sociopatía y de la psicopatía, y que son los fascistas y autoritarios más agresivos.
Ese es el modelo para crear un mundo nuevo. Sólo construyendo positivamente, nunca agrediendo, sólo con amor, nunca con odio hacia ningún ser, ni siquiera hacia los más dañinos. Porque sanarlos a ellos es también el verdadero fin de esta larga lucha por la vida y contra todas las formas de crueldad contra todos los seres.
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